miércoles, 14 de noviembre de 2007

Aguas turbias


Se acumulan incidentes cada vez mayores y audaces. Y a muchos los preside el estilo de la provocación.

Por: Juancho Caminos

El grado de provocación de los medioambientalistas argentinos contra las fuerzas de seguridad uruguayas en torno al conflicto con la pastera Botnia, estarían delatando una clara intencionalidad de producir un incidente de tono mayor con el país hermano. ¿Quién les dará manija? Postergaciones “diplomáticas” de última hora, sumadas a las anunciadas protestas “sorpresa” por parte de los entrerrianos, no hacen más que sumarle enrarecimiento adicional, al que ya posee, a este “conflicto” tan manoseado, manipulado, exacerbado y extremo. Días pasados dos asambleístas de Gualeguaychú denunciaron que fueron agredidos por personal de la Prefectura uruguaya mientras realizaban una caravana de protesta náutica. Los asambleístas arguyeron en torno al carácter pacífico de la movilización y que la agresión partió del lado oriental. Fueron con un barco disfrazado de pirata, porque acusan de piratas a los finlandeses, ¿de donde provendrá la idea de semejante representación? Esta nave fue la cabeza de la denuncia fluvial y fue tripulada por asambleístas vestidos de esqueletos. Luego de los incidentes, que incluyó un prefecto uruguayo tirado al agua, la protesta siguió con cortes de los puentes internacionales que unen los dos países. La movida coincidió con la visita de un grupo de empresarios de la Unión Europea (UE), al emprendimiento de Botnia Orión en la ciudad de Fray Bentos, Uruguay. Se leyó una proclama de advertencia a toda la UE, acerca del latrocinio que se hace en el país hermano y en la Argentina con este tipo de industrias. Se acumulan incidentes cada vez mayores y audaces. Y a muchos los preside el estilo de la provocación. Veamos un poco más algunos actores más de esta película. La doctora Romina Picollotti, ex patrocinante de la asamblea de Gualeguaychú y actual Secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, tiene línea directa con la embajada de Inglaterra. Es más, su fundación recibe fondos de los ingleses y esto es público. Hace mucho que Gran Bretaña desarrolla políticas activas en “defensa” del medio ambiente, porque la otra “mitad” la tienen ellos. Allí donde aparecen, en cualquier lugar del planeta, intereses industriales económicos adversos a los suyos, hacia allí dirigen toda la batería. Suelen echar mano a “policías político-ecológicas” que funcionan a su servicio y que gozan de muy buena prensa internacional dado lo “noble” de sus actividades. ¿Quien estaría dispuesto a criticar a estos “verdaderos paladines” en defensa de la naturaleza y que a diario ponen en riesgo hasta sus propias vidas? El único inconveniente sería que estas organizaciones no son precisamente libres como declaman, sino que tendrían mandantes involucrados en tomar para sí muchos recursos naturales en peligro. Una moderna piratería disfrazada de “verde” por, ahora sí, los más famosos y exitosos piratas del mundo: los británicos. Es dificultoso rastrear detalles de la puja internacional por la pasta celulosa, pero eso no nos impide atar cabos y deducir. Recordemos, pasta celulosa que, entre muchas otras cosas, sirve para hacer papel de diarios. Es decir que es una cuestión de naturaleza absolutamente estratégica para los poderosos del mundo en su carrera por dominar espacios con riquezas, que suelen ser los “insumos” de sus industrias globalizadas. Que problema tendrían estos poderes en generar un conflicto permanente en la región, y que se les pudra el negocio a sus “adversarios empresariales”. Acaso ¿sería la primera vez que lo hacen? A raíz de esto, ¿Usted se imagina un conflicto mayor con nuestros hermanos orientales? En este conflicto, la insensatez, la irresponsabilidad, el sectarismo y la parcialidad, la soberbia y la ceguera, han sido disvalores que han predominado por sobre los valores del cuidado de la naturaleza y el medio ambiente como política de estado y de la comunidad sobre todo el territorio nacional. Pero sobretodo han superado con creces al superior valor de la hermandad de los pueblos y la integración de la región, que por otro lado es histórica y fundacional. Aparentes causas justas, o mejor dicho causas justas gobernadas y manipuladas por intereses injustos y mezquinos, nos pueden llevar a una situación que tengamos que lamentar largamente. Cuidado, hay gente que sabe mucho de esto en el mundo y que viene trabajando “in situ” para que este conflicto se desarrolle. No por defender los recursos naturales. Tampoco por la ecología. Son los “verdes”, ¡los verdes dólares! lo que probablemente guíen esta instigación.

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