miércoles, 14 de noviembre de 2007

Hombres sin sombras


Somos un país que prohíbe la pena capital, pero sin darnos cuenta los criminales están siendo sometidos a tortuosos tratos de violencia e injusticia dentro de las instituciones que supuestamente tendrían que brindar una pena justa y digna de un ser humano que ha cometido errores en el pasado.

Por: Axel Colombo

Al parecer la seguridad dentro de las cárceles estatales suele ser peor que en las calles de nuestro país. Durante este año los reiterados sucesos de violencia desmedida dentro de los correccionales y penitenciarias se han convertido en moneda corriente. Tanto las contiendas particulares como los motines generales por parte de los internos, han dejado una cifra alarmante que ronda entre los 90 muertos a lo largo de este 2007, sin contar los sucesos cotidianos que se mantienen a la sombra del saber público.En el mes de febrero, un motín ocurrido en la provincia de Córdoba causó la muerte de 5 detenidos, 2 guardias y 1 policía. El episodio no fue considerado de trascendencia pero, si observamos detenidamente, este fue el primero entre varios hechos similares. En abril la cárcel de Coronda fue el “cuadrilátero” que alojó una revuelta entre santafesinos y rosarinos, ocasionando 14 muertos. En octubre, 33 presidiarios murieron asfixiados en un enfrentamiento ocurrido dentro de la institución penal de Magdalena, provincia de Buenos Aires. Por último, un acontecimiento similar, tuvo lugar en la provincia de Santiago del Estero el pasado 4 del corriente mes. Los internos organizaron un motín reclamando mejoras para las precarias condiciones a las que se encontraban recluidos. Esto desencadenó accionar represivo por parte de las autoridades tanto dentro como fuera del establecimiento, ya que los familiares de los reclusos también apoyaban el reclamo debido a la mala distribución del régimen de visitas, siendo concientes también de los malos tratos al que estaban sometidos los mismos. El hecho concluyó con 32 víctimas fatales y varios heridos de gravedad. En una nación carente de políticas tanto exteriores como internas, sin un objetivo claro y con pocas soluciones a problemas tan candentes como la inseguridad y la injusticia, ¿se puede pedir algo tan “absurdo” a los oídos de los mandatarios como las mejoras dentro de una cárcel?. Quizás esta postura completamente flexible y desinteresada por parte del gobierno no sea un error de cálculos a causa de la falta de presupuesto. Posiblemente sea un plan con intereses fríamente calculados para sacarse una “molestia” de encima, permitiendo que los presos mueran día a día, aún sin tener una sentencia estable, la cual dictamine su permanencia dentro de los establecimientos penitenciarios. Es mas barato y menos rebuscado, es decir menos burocrático. Somos un país que prohíbe la pena capital, pero sin darnos cuenta los criminales están siendo sometidos a tortuosos tratos de violencia e injusticia dentro de las instituciones que supuestamente tendrían que brindar una pena justa y digna de un ser humano que ha cometido errores en el pasado. Estos tratos en vez de readaptar a estas personas, permitiéndoles ser insertadas otra vez en la sociedad, transforman a estos erráticos “personajes” en seres aún mas resentidos e intratables. ¿Qué paradoja no? Este es un ladrillo más en la gran pared de inseguridad que separa al ciudadano de su tranquilidad. Hay soluciones, pero es mas fácil mirar para otro lado, “no hay mas ciego que el que no quiere ver”.

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