miércoles, 14 de noviembre de 2007

El Laberinto del Fauno


En forma recurrente aparece una “inteligencia” contraria a la milenaria España y que estaría propiciando un reverdecer de viejas y mortíferas antinomias.

Por: Juancho Caminos

A pesar de seguir siendo una figura muy popular en toda España, el Rey Juan Carlos viene sufriendo una serie de embates que cuestionan en su persona, a la monarquía ibérica. Una extraña mezcla de independentistas catalanes y vascos, la Iglesia Católica, sectores políticos de la oposición y el socialismo gobernante, con distintas fundamentaciones, coinciden en que habría que voltear al Rey, hacerlo abdicar y algunos proponen directamente que le deje el lugar a su hijo. Se trata de instalar una cierta “inestabilidad” en la monarquía española y que fuera reciclada hábilmente por ley en los finales de Francisco Franco. En la “desautorización” del Rey Juan Carlos, se percibe que esa pretendida inestabilidad, sería para toda la sociedad. En forma recurrente aparece una “inteligencia” contraria a la milenaria España y que estaría propiciando un reverdecer de viejas y mortíferas antinomias. De un lado aparece el socialismo que desde el poder promueve todo tipo de propuestas que tenderían a modificar sustancialmente la sociedad humana natural y común, conocida por los españoles y a la cual adhiere la mayoría de ellos. Modificación seria y profunda de los comportamientos sociales construidos trabajosamente por el hombre a lo largo de su evolución y progreso. Propuesta que encierra los barbarismos de volver a los “instintos”, como si el hombre, para conseguir su libertad se tendría que esclavizar en los deseos deshumanizados carentes de amor y las más de las veces disfrazados de “derechos humanos”. En nombre de la libertad, un vale todo que tiene todos los gérmenes de una nueva y perfeccionada esclavitud. Siempre nos referimos a los contenidos y sus implementaciones que hace el núcleo “consustanciado” del Partido Socialista Obrero Español y no a las multitudes, de última damnificadas, que pueblan el sector. España está hoy quizás, a la vanguardia de los “estados experimentales” en la implementación de estas políticas retrógradas. No serían medievales, son anteriores, más bien paleolíticas. Quizás estas “libertades” se correspondan con las necesidades de justificación ideológica de la usura que se reconoce en la instalación, en la madre patria, de unidades operativas del poder financiero global, pero con “telecomando” en la “Milla Cuadrada” de Londres. Siempre el poder financiero posa de “moderno y revolucionario”, para intentar ocultar a toda la sociedad su verdadero carácter, propiciando un supuesto y manipulado signo contrario. El Fauno se pasea sonriente en sus predios. Del otro lado tenemos a la “oposición” que no escapa para nada a la lógica del poder, pero del otro lado. Tampoco tan del otro lado. Solamente en algunas formas de un discurso ideológico de confrontación verbal. El Partido Popular en este caso, no es el “tercero excluido”. No es la “tercera España”. Es más bien representativo de una España de “cuarta” y “bipolar”. Hemipléjica, al decir de Ortega y Gasset. Reiteramos, no nos referimos a la enorme muchedumbre que piensa que está del lado de la verdad, sino al “montaje nacional” que hace otro núcleo “inteligente” de la política española, pero tan “dependiente” como el anterior. Lo único verdadero en estas supuestas confrontaciones sería la vocación de poder de estos personajes, pero a cualquier precio. El fauno se cambia de pasillo, pero sigue recorriendo su laberinto, satisfecho. ¿Se ataca a la monarquía, meramente? ¿O es, al necesario equilibrio o su posibilidad, lo que se intenta destruir? El ¿ex candidato a Canciller argentino? y actual embajador en España, Carlos Bettini, habría contribuido echando leña al fuego con infidencias mediatizadas, que perjudicaron al monarca. ¿Habrá sido un error, un descuido de nuestra diplomacia? Quizás sea cierto que el Rey se dedique a los negocios o esta enfermo. Pero los ataques que sufre no son reparadores de esa cuestión. La recurrencia española a enemistarse con el equilibrio, tiene siglos de “abono”. Todos los excesos y extremos están siendo alimentados sin control, es más, lo que se quiere suprimir, es precisamente los controles. Parece que el Fauno va a pasearse orgulloso y solitario entre sus hijos. De los laberintos se sale por arriba. Esperamos que el pueblo español sepa “elevarse”.

No hay comentarios: