miércoles, 5 de diciembre de 2007

EDITORIAL NOV 20


EXCESO DE PODER

Por¨Diego Kraljev

Aún no comenzó el segundo mandato de Néstor (el encubierto) que ya se ríe de todos los argentinos afirmando que volverá a ser presidente. La ceguera del país es un dolor de muelas que va a durar por lo menos hasta que algo lo calme. Quizás pasar este verano sin sobrasaltos sea una buena manera de comenzar la cura. El país continuará el mismo camino marcado por K desde hace años. Cristina prometió “un cambio” que está lejos de ocurrir y más cuando la mayoría del gabinete que tenía Kirchner seguirá representando cada una de las funciones que se le había encomendado. Nada ha cambiado ni nada cambiará. Salvo, obviamente, la figura de un Ministro de economía que será la figurita para mostrar en el álbum y que será digitado por Néstor desde las sombras. Martín Lousteau, el futuro ministro de economía de Cristina, no llegó a sentarse en el sillón de los quilombos por ser un genio. Llegó por contactos y obsecuencia. Y eso en política se llama ministerio. No es un “niño terrible” y hasta hace 8 días nadie sabia nada de él. Hoy es “una eminencia, una palabra autorizada” en los círculos de empresarios. Sacó un libro, es cierto., un libro co escrito con González Fraga (Sin atajos) que no vendió ni cinco. Hoy es Best seller por el simple hecho de saber que piensa un joven de 36 años que manejará los destinos económicos del país. Vaya pavada para comenzar el gobierno de Cristina. Fuera de este nombramiento y alguno que otro enroque la cosa sigue igual. El gobierno sigue envuelto en corruptelas. De Vido sigue sospechado y ahora se suman dos de sus fieles “asesores”. Nosotros lo habíamos anticipado hace casi 2 meses. Pero nadie pasa factura en la Argentina salvo que nos convenga a los propios bolsillos. Menem se cansó de regalar pizza con champagne y a los Kirchner nadie les expuso, por lo menos a través de los votos, los terribles casos de corrupción que bañaron sus primeros cuatro años. Cristina lidiará con eso, ser consecuente de lo que había y quizás permitir los caprichos de su marido para continuar haciendo lo que él cree conveniente para su propia empresa; hacer que el gobierno, por sí solo, sea un gran negocio. “Lo que mal anda mal acaba” quizás sea la frase que cierre estos cuatro años de Néstor K o, simplemente, la trágica verdad de lo que pasa en un país que convierte, casi siempre, en realidad los dichos y refranes más usados. El país es único por su tierra en sí. Sólo basta tirar una semilla y nace una planta. Lo malo es que cuando crece esa planta acumula tantas retenciones que prefiere no haber nacido nunca. A días de la asunción de Cristina comienzan los primeros enfrentamientos y las primeras crisis. El nuevo gobierno K comenzó a atacar a Carrió para que dé a conocer los recursos que tiene para llevar su estilo de vida mientras Lilita pide lo mismo del otro lado. Un debate de este tipo, a esta altura, no tiene fin alguno. La realidad muestra que todos los políticos son ricos. En japón esta mínima duda llevaría al suicidio del mandatario cuestionado. Al respecto, Thomas Macaulay, un historiador y político británico dijo una vez; “Cuando la lucha entre facciones es intensa, el político se interesa, no por todo el pueblo, sino por el sector a que él pertenece. Los demás son, a su juicio, extranjeros, enemigos, incluso piratas”. Acá no pasa nada. Nadie va a demostrar nada ni expondrán sus trapitos al sol. Antes el silencio. Todo es un misterio, una intriga. Así es como en el silencio y en la oscuridad se tejen tramas de poder. Mientras Cristina gira por Brasil, pronta a irse a Paraguay y luego a EEUU. Sin dudas mucha política internacional y poca nacional, muy poca. Una verdadera lástima.

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