miércoles, 5 de diciembre de 2007

Fuera de control


Los asambleístas van a seguir inventando acciones cada vez más audaces, con un ingrediente monstruoso: la paulatina aparición del odio entre pueblos hermanos.

Por : Juancho Caminos

Emblemático y modélico. La historia del conflicto con la pastera Botnia, por si solo, nos relata e informa de que se trata este estilo de gobernar y sus consecuencias. La desproporcionada lucha unidireccional de los asambleístas entrerrianos, nos está llevando, y a la vista de todos, a una probable tragedia anunciada. Omisión, inacción, manija injustificada, manipulación electoral, promesas fáciles, financiamiento secreto y público, en resumidas cuentas, ningún gobernante nacional o provincial se ha privado de nada. El reiterado cinismo de decir lo que se quiere escuchar, sin medir las consecuencias, es el “look” que seguiremos viendo, parece que por un tiempo más todavía. Son pocas las voces, y con muy pocas posibilidades por ser “políticamente incorrectas”, que se han detenido a cuestionar de raíz este proceso medioambientalista. El gobierno, también prisionero de su discurso y no del equilibrio, no ha dejado de alentar situaciones equívocas. Nunca dejó de echar leña al fuego. Ni siquiera, cuando ya no estuvo para nada de acuerdo con el color que iban tomando los acontecimientos. Movilización municipal parcial y profundamente desarraigada, porque si no lo fuera, todos los orientales formarían parte del proyecto. Ha generado una conciencia en la cual, por ejemplo, su único criterio de verdad a la hora de juzgar la gestión del gobierno, es saber si se alinean o no con ellos en sus caprichos excesivos. El mundo girando alrededor de la interrupción de su confort. Pero como no hay nada en el horizonte de lo orgánico popular que lo contenga y le de dirección y dimensión, esto va a seguir retroalimentándose. Van a seguir inventando acciones cada vez más audaces, con un ingrediente monstruoso y que, pareciera, que a los asambleístas les importa poco de verdad: la paulatina aparición del odio entre pueblos hermanos. Este solo dato bastaría para develar la naturaleza profunda de esta movilización. Teniendo su origen en los intereses turísticos, incuestionables por otro lado, hoy ya se han puesto la ridícula camiseta de una ecología extrema en un país que hace agua, y muy contaminada, por todos lados. Si es que se quiere echarle una mirada exclusivamente medioambiental a la gestión nacional. También debemos reconocer que el dilatado conflicto, algunas ventajas distractivas posee. El costo de este “diversionismo” suele ser alto, aunque esta gestión no se caracterizaría por ejercer la prudencia pensando en el largo plazo, o quizás directamente no le importe. El cortoplacismo también lo hemos verificado en una avidez perpetua por la búsqueda de la inmediatez en la explotación mediática y que informa el estilo de la “casa santacruceña reinante.” Como se habrá extremado la movilización, que Greenpeace se ha retirado de la escena y ha quedado como una organización “retardataria” en la “lógica” verde. O quizás haya tenido una mera misión disparadora y ahora se ha replegado a una instancia más negociadora, eso si, pareciera que siempre factura. Durante la campaña electoral no hubo un solo candidato que no les dijera a los asambleístas, que eran lindos y fashion. Cebados por una propaganda ecológica universal diseñada por los principales depredadores del mundo, han contraído los síntomas de la obnubilación y ceguera irracional. Ya ha habido tiroteos nocturnos entre ambas orillas. Desde el lado oriental se estaría cristalizando y en forma creciente a nivel popular, un trágico odio hacia lo argentino. Los uruguayos pata al suelo han percibido, que el conflicto no los contiene. El diseño de la movilización y sus contenidos no tienen posibilidades de abarcar al otro en contradicción. Entonces han pasado a ser enemigos y los usufructuarios de todas sus desgracias. Y esto ha sido atentamente observado por nuestros hermanos charúas. Es claro el rol que jugó Kirchner en Chile, en un estilo totalmente provocador, ¿será por la ausencia de políticas o será esa la política? Luego, como si nada pasara, hasta se da el lujo de reclamar inconductas ajenas. Y también ha sido clara la intención de Cristina Kirchner de tirar la pelota para adelante. Dentro de un año, una eternidad para las urgencias de los asambleístas, y lejos, en La Haya.

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