miércoles, 5 de diciembre de 2007

Todo tien un límite


Argentina enfrenta un oscuro panorama en materia de política exterior. Los problemas en Bolivia, en Venezuela y en otros países de América del Sur, pueden traer drásticas consecuencias.

La geografía de Europa se viene reciclando cada dos o tres décadas. En las últimas Irlanda se ha convertido en país totalmente independiente, ha aparecido como país Ucrania, Checoslovaquia se ha dividido en dos países y Yugoslavia en todavía no sabemos cuantos estados independientes. Rusia se ha dividido en una serie de repúblicas independientes, Asia se ha independizado de diversos imperios, en América del Norte Estados Unidos ha incorporado a Hawai y aparentemente a una serie de islas que van desde las Aleutianas a Samoa. África ha dado a luz una veintena de estados independientes y el Medio Oriente otros tantos. A diferencia de los restantes continentes, América del Sur, mantiene sin mayores variantes su geografía política desde hace más de cien años. El único cambio significativo ha sido la independencia otorgada a la Guinea inglesa, convertida ahora en la República de Guyana. Una escisión en Bolivia rompería la comodidad de tener fronteras estables en todo el continente. Brasil por lo pronto no tiene más remedio que defender las provincias que le proveen gas y petróleo si fueran amenazadas militarmente por sus contrincantes, con lo cual automáticamente se internacionaliza el conflicto interno y previsiblemente se acoplan a la lid Venezuela y Ecuador en el platillo de la balanza contrario. Una oleada de refugiados inundará Salta y Jujuy para los cuales nuestro país no tiene solución. Si en Bolivia se rompe la intangibilidad geográfica del continente, la oleada se hará sentir. Por lo pronto así como a nosotros nos enseñaron desde chiquitos que las Malvinas son argentinas, a los chilenos se les ha enseñado que toda la Patagonia es chilena. La tentación de movilizarla en pos de su idea es irresistible para un Estado Mayor, sin importa quien sea el Presidente. Una situación similar enfrentamos en Chaco y Formosa, territorios que todo paraguayo considera les pertenece, en los cuales tienen una fuerte presencia y sobre los cuales una corriente política del nacionalismo paraguayo podría pedir la retroversión de tierras “robadas”. El Gral Oviedo, aquel que protagonizó un golpe de estado trunco, será el próximo Presidente del Paraguay. Fue el hombre que derrocó a Stroesner en su momento utilizando los 30 tanques Leopard que había traído de Alemania. La Argentina no tiene nada para hacer frente a los 30 Leopard, que, a menos que se queden sin nafta, llegan a Buenos Aires en una semana. Con nuestra defensa comprometida por amenazas sobre nuestras fronteras, Londres no va a perder tiempo en proclamar la independencia de las "Falklands", que será prontamente reconocida no solo por los países europeos sino también por todos nuestros vecinos ya que Uruguay todavía estará cargando con el resentimiento por Botnia y Brasil no va a permanecer afuera del reparto cuando se está carneando a la Argentina y cada uno se lleva la presa que más le interesa. En resumen, si no cambiamos de manera urgente la política diplomática externa estaremos en vísperas del momento más crítico de nuestra historia, al borde de la disolución nacional y sin Patriotismo para enfrentar la coyuntura. Nada se hizo hasta ahora. Es hora de empezar.

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