jueves, 27 de septiembre de 2007

Atropello a la razón


Somos el mismo pueblo que gano su independencia con sangre y hoy en día, perdiendo el patriotismo, excepto en los mundiales, no reacciona al ver la impunidad con la que se desenvuelve el gobierno.

Por : Axel Colombo

Dentro de cada país la política deja huecos irrevocables y el menosprecio por parte de los ciudadanos para con esta práctica ancestral, va aumentando día a día. Casi como sinónimo del peor insulto, decir político convierte la atmósfera en una escena llena de tabúes y misterios. La desconfianza explota a la hora de elegir representantes que personifiquen el voto popular. El futuro es incierto”. Ante esto, muchos oímos los reclamos, pero pocos realmente escuchan. Es fácil quejarse y criticar “a oídas”, es sencillo levantarse a la mañana cada día, leer el diario (si es que todavía alguien lo lee) o escuchar las noticias matinales para luego realizar los autómatas reclamos personales y acotados que no producen cambio o trascendencia alguna. Todos conocemos la “contra-educación” bancaria de la ley federal, todos saboreamos los productos que a costo hiper-inflacionario abarrotan los almacenes, todos criticamos la demagogia imperante en nuestros mandatarios, todos rogamos (o susurramos) “que se vayan TODOS”. Pero lo que es aún peor, teniendo en cuenta la falta de conciencia y compromiso a la hora del sufragar, todos VOTAMOS. ¿Alguien hace algo?. Son muchos los vectores y tangentes a la hora de analizar dicha situación, es interminable la lista de culpables y responsables, que desde los anales de nuestra corta vida como patria, acarrearon la desgracia de la nación. Pero creo que es hora de mirar un poco nuestra propia participación en esta “historia sin fin”, sabiendo que aunque “la culpa es fea” y por eso nadie la quiere, nosotros somos los hacedores de la política y, en consecuencia, culpables de la desgracia social que vivimos. El mismo pueblo que corrió con ollas de agua hirviendo a los ingleses, durante la invasión de 1807, es el mismo pueblo que hoy en día se deja “colonizar” por los precios de los supers. Los mismos ciudadanos que vivenciaron el cacerolazo del 2001, hoy prefieren callar, otorgando, el robo desmedido y sin control por parte de los “representantes del pueblo de la nación argentina”, que tienen cara para salir en campañas de cifras multimillonarias a través del viejo continente adulando riqueza y austeridad en un país manejado por ladrones de guante blanco. Nosotros somos el mismo pueblo que gano su independencia con sangre y hoy en día, perdiendo el patriotismo (excepto en los mundiales), no reacciona al ver la impunidad con la que se desenvuelve el gobierno y sigue permitiendo el “atropello a la razón” del ciudadano. Da miedo el pensar que nos espera de aquí en adelante, divisando el escaso desempeño político de los “super-amigos” K y la difusa así como también poco entendible propuesta de la oposición que componen la Resistance proselitista de la Argentina. Como dijo el famoso escritor Abel Pocce, “la clave política está oxidada”. Estamos obligados a elegir el “menos peor”, por no ser un pueblo serio y pensante que desee comprometerse con su futuro y salga a la calle a reclamar por representantes fidedignos de la voluntad popular que impulsen la educación (única herramienta que puede sacar la nación adelante) y brinden un futuro para nuestros confundidos y desesperanzados jóvenes, confiando en que ellos el día de mañana serán los nuevos “san martines” y “belgranos” capaces de libertar este país de las “realistas” manos de corrupción que nos someten. El argentino no tiene “los pantalones largos” para enfrentar la adversidad pero si posee un ego demasiado alto para criticar las consecuencias. Señores, en unos días el futuro de nuestra nación se define. El tiempo se ha ido para los hombres honestos, pero a veces este es demasiado largo inclusive para las serpientes.

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