miércoles, 12 de septiembre de 2007

La mujer orquesta

La Secretaria de Medio Ambiente dijo que el pedido de relocalización de la planta de Botnia es "irrenunciable".

Por: Juan Carlos Caminos

La doctora Romina Picolotti, a cargo de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, daría la impresión que funciona como “policía política” del gobierno nacional, en este caso “policía desde el medioambientalismo”. Es decir, lo que se pone en juego en los casos públicos de su Secretaría, no es necesaria y exclusivamente temas del medioambiente y esta actitud los torna bastante menos “sustentables” que antes. Recientemente, mediante carta a la asamblea de Gualeguaychú, aprovechó para dar tácitamente por reconocido el inicio inexorable del funcionamiento de la planta de pasta celulosa de Botnia al plantear el monitoreo conjunto con el gobierno uruguayo sobre el impacto ambiental cotidiano de dicha industria. El gobierno nacional estaría tratando, por intermedio de Romina, de desandar un camino sin retorno, pero que en los inicios el conflicto fue alimentado políticamente por el propio gobierno en un estilo “clientelista”, eso sí del medioambiente en este caso. A cortísimo plazo algunos beneficios le trajeron, del punto de vista electoral-mediático. Y a mediano plazo, bueno, todo está a la vista. Se están elaborando “salidas”, tratando de no quedar mal con nadie, cuando en realidad ya se quedó mal con todo el mundo: el pueblo oriental, el gobierno uruguayo, los mediadores y también los mediambientalistas. Se nacionalizó e internacionalizó de la peor manera un conflicto secundario en su sentido estricto y subordinado a políticas nacionales e internacionales que en todo caso deberían abarcar, como problema integral, la protección de la naturaleza-¡de toda ella, en todo el territorio, en todo momento y lugar!-. Para elaborar una salida más o menos elegante de este conflicto, Kirchner, contaría con la cuestionada y confirmada Romina Picolotti, y que además, tendría nuevas tareas. Es el caso de la empresa Shell, que también huele, a por lo menos, “otro trasfondo”. Es sabido que la empresa anglo-holandesa-tercera en el mundo-tiene intenciones hace unos años de vender su operación en la Argentina. Hace rato que tiene negociaciones con Chávez para la cuestión. Falló, en su momento, la compra conjunta Argentina-Venezuela de la estaciones de servicio con su marca. ¿Cómo habrá seguido la negociación? ¿El gobierno de Kirchner habrá quedado afuera de la misma? ¿Shell se está yendo mal con Kirchner? Toda la vida Shell contaminó, como tantas otras empresas. Este repentino celo “medioambiental”, ¿no es alevosamente unilateral y excesivo?

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