jueves, 4 de octubre de 2007

Camino a ninguna parte


Vía una demanda por pérdidas sufridas por la pesificación y congelamiento de las tarifas, una petrolera extranjera, Sempra Energy de E.E.U.U., se cobra ciento setenta y dos millones de dólares.

Por: Juancho Caminos

Una de las pautas principales de una futura “gobernabilidad”, exigidas como garantías en todos los foros internacionales a los que acude Cristina como quién hace un “acto de campaña” en la cancha de Esparta, es el aumento de las tarifas de la energía en la Argentina y que beneficia a un amplio espectro de empresas extranjeras. El Ciadi, “tribunal económico y comercial” del Banco Mundial, acaba de dictaminar, de “laudar” (se supone que es un tribunal arbitral) ¡oh sorpresa!, a favor de sí mismo. Es más, todo el espanto y latrocinio vivido todavía por los argentinos con el asunto de las “concesiones” en nuestras aguas potables, está teñido (en un tono más bien violeta) de una poderosa deuda por tarifas que va y viene, depende. A veces están a punto de ejecutarnos y en otras nos perdonan la vida. ¿Quién le cobra a Suez todo el desastre de estafa y desinversión que dejaron en la Argentina? Con este organismo, Ciadi, van a arreciar los aprietes dado que “tenemos” juicios o demandas internacionales por varios miles de millones de pesos. Y es también una manera de “regular” o intervenir, en las conducciones de los estados de cualquier lugar del mundo, que poseen los que controlan los mayores circuitos de dinero del mundo. Cuentan con estos organismos creados “ad hoc”. La insaciable voracidad usurera del complejo industrial-petrolero-usura, además cuenta con la “complicidad” de nuestros propios gobernantes. Por debilidad, siendo piadosos, de los dirigentes que dicen ser llamados a conducir los destinos de nuestra patria, este complejo suele tener carta franca para, ya no sólo llevarse irracionalmente y en un marcado tono depredatorio nuestras riquezas sino que además logra introducirnos por vía, entre otras, de las “deudas contractuales” o llamémoslo mejor un leonino “mayores costos”, en el laberinto de la usura y la deuda. Recordemos que de los laberintos se sale por arriba. Y siendo borgianos recordémoslo precisamente en ese paradigma de occidente que es el laberinto. Borges lo usa, magistralmente en toda su obra, como la “elección” cotidiana del hombre que decide diariamente su destino eligiendo un camino u otro. También nuestro escritor decía que si hay algo de lo que nadie se arrepiente en la vida, es de haber sido valiente. Para gobernar bien hay que ser valiente.

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