martes, 9 de octubre de 2007

Tráfico de influencias


El tercer negocio más rentable del mundo, el tráfico de personas, también en la argentina y visto desde dos variantes contrapuestas.

Por: Juancho Caminos

Recientemente se dieron a conocer unos informes del Departamento de Estado de los EE.UU. donde se asegura que “…la Argentina es un país de origen, de tránsito y de destino para el tráfico de hombres, mujeres y niños que luego son comercializados para la explotación sexual y el trabajo forzado.” Hace un tiempo que desde algunos poderes mundiales se hace “prensa” sobre estos temas, total y trágicamente ciertos, pero indudablemente manipulados. Desde el Departamento de Estado esta “realidad” tendría su epicentro principal en la Triple Frontera, argentino-brasileño-paraguaya. Casualidades de la geopolítica. Justamente la Triple Frontera es una zona “tibia” que en algún momento se podría recalentar a gusto de las pretensiones y necesidades de esos mismos poderes y que no son exclusivamente del complejo militar-industrial con sede en Norteamérica. Al Quaeda y el terrorismo, el narcotráfico, el tráfico de personas y van a seguir sumando causas al expediente. Todos temas “inquietantes” para la “opinión publica” manipulada y exacerbada. De esta manera se prepara un hipotético escenario de “recalentamiento”-empleando un término modosito-en la región. Casualidades de la geopolítica. Esta región es próxima a uno de los reservorios de agua potable más grandes del mundo: el Acuífero Guaraní. Precisamente esta gran reserva comparte subsuelos entre las tres naciones hermanas, más Uruguay. También esta región es próxima, diríamos a tiro de escopeta, de la poderosa cuenca gasífera de Bolivia. Recordemos que, con acuerdo de la legislatura Paraguaya, las tropas militares norteamericanas tienen una base militar en la localidad guaraní de Mariscal Estigarribia. Dicha base tiene posibilidad de albergar treinta mil efectivos de infantería y paracaidistas con todos los pertrechos. También posee un aeropuerto que permite el aterrizaje de aviones de gran porte de carga o súper-bombarderos. ¿Habrán venido a controlar el tráfico de personas? ¿Nos están protegiendo? Viniendo de quien viene estos informes propagandísticos sobre la “esclavitud” e independientemente que sea ciertos, intranquiliza y moviliza un poco un poco más la “neurona globalizada”. Todos conocemos el largo conflicto en la frontera entre México y EE.UU. Para los yankees esta ha sido históricamente una frontera de conquista, dominio y explotación, cundo no, humillación. Ahora pretenden “regularla” con un muro. No es una frontera de integración y desde hace mucho es de tráfico y explotación de personas. Territorios mexicanos habidos malamente, invasiones, instalación de factorías para mano de obra barata, desaparición de personas de la mano del complejo droga-trata de blancas, instalación de las redes de fabricación, fraccionamiento, transporte y comercialización de la doga, siendo que un ochenta por ciento es para abastecer el propio mercado norteamericano. Desde los mexicanos, cruzar la frontera, figuró siempre como una posibilidad de hacer una moneda vendiendo su sacrificio laboral. Estos informes “objetivos” sobre las realidades de nuestros países, no reúnen la más mínima autoridad y no resisten muchos análisis. Nos quedamos, y muy lejos, con el vernáculo informe y denuncia que cada tanto hace público el siempre preciso, involucrado y valiente Cardenal Bergoglio. Recientemente habló nuevamente del tráfico de personas para la explotación sexual y laboral en la Argentina. Con datos directos de cómo se explota sexualmente a menores de once y doce años. Recordemos las crecientes denuncias acerca del arribo de “tours” turísticos a nuestro litoral que provienen de países nórdicos y que con el cuento de la “caza” vienen por pornografía infantil. Bergoglio, ha hecho también, mucho hincapié en los bolsones de esclavitud laboral. Pero lo más interesante y que lo diferenciaría de otros “informes”, es la insistencia en la falta de asunción de responsabilidad que toda la sociedad argentina debería testimoniar. Comenzando, como corresponde a las cargas, por el gobierno nacional. Por vía de una permisividad mayúscula y funcional a una absoluta indefensión de nuestro país, la Argentina se ha transformado en un inmenso colador permeable a todo. Ya no hablemos solamente de estas lacras sociales y que es el tercer negocio más rentable del mundo, después de las drogas y el tráfico de armas. No mencionemos solamente el latrocinio de nuestras riquezas, la precarización del trabajo, funcional al “costo laboral” necesario por las multinacionales para hacer su inversión “sustentable”. Hablemos también de la batería de experimentos de “antropología cultural” que se vienen ensayando en la Argentina y que ha ido modificando sostenidamente pautas, comportamiento y memoria en amplios sectores de la población y que, a la larga, la predisponen a aceptar cualquier “verdura”.

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