jueves, 11 de octubre de 2007

Variable de ajuste

Una suerte de “vuelta de tuerca” que no termina de convencer a la empobrecida sociedad chilena.

Juancho Caminos

Con un oportuno y funcional “reflotamiento”, tan mediático por cierto, del caso de los escabrosos comportamientos de la familia Pinochet durante la oprobiosa “era” gobernada por ellos, se ha pretendido, de alguna manera, darle un poco de “tiempo” a Michelle Bachelet. Se trataría de la búsqueda de recomposición en su deteriorada imagen “progresista” que caracterizó toda la campaña electoral y la propia historia de la presidente. Todo lo terrible de los padecimientos que tiene la historia del gobierno del General Augusto Pinochet, toda la sangre derramada por nuestros hermanos chilenos en la búsqueda de su libertad, no merecen su utilización para disimular u ocultar cuestiones de gestión, pero muy candentes hoy día. Recuperar su “aureola” de gobierno progresista pareciera un resultado anhelado. Recuperar “patente de corso” en esta ocasión, quizás ha caído irremediablente en el mal gusto. Ya que no puede, al menos por ahora, recuperarla o tenerla desde el campo de la distribución de la riqueza, que de ello se trata toda esta situación social explosiva. Pero, además, otra cuestión, ¿Cuánto puede durar la utilización de esa niebla? Está bien que lo del tirano chileno, da para rato con toda la justificada invocación a los derechos humanos. Cualquier coincidencia con la realidad Argentina, no es para nada casual. Aquella esgrimida cualidad, el gobierno chileno la estaría perdiendo, de la peor manera, en la calle, a los piedrazos (y un poco más) y protagonizada por, al decir del propio gobierno ¿“lúmpenes” desclasados? La izquierda evidentemente fue cambiando en el mundo. Pero en Iberoamérica fue más notorio, quizás por los contrastes sociales totalmente explosivos al alcance de la mano. De las escasas “posibilidades políticas” por inexistencia de un proletariado “organizado” o susceptible de hacerlo afín a los proyectos socialistas, se pasó al más abyecto de los “clientelismos” con la marginalidad laboral y económica. Ahora le agregamos el retorno ideológico a viejas categorías marxistas, prudentemente soslayadas en el periodo inmediato anterior. Recordemos, también, cuando Gran Bretaña detuvo a Pinochet, por un breve período. En realidad lo enjuician sus antiguos “mandantes”. ¿Que problema tendrían los británicos en hacer esto? Entonces, fiesta en Chile. ¡El tirano ha sido detenido y enjuiciado! Opositores del militar y también sus defensores, ganan la calle. Gran agitación en toda la sociedad chilena. Y ahora la paradoja: los pinochetistas manifestaban agitando la bandera chilena y toda la izquierda la bandera ¡inglesa! ¿Habrá sido un error o quizás es mucho más grave y revelador que eso? Este es un espejo en el que deberíamos mirarnos todos, pero especialmente los partidos de izquierda argentinos sobre todo ante la inminencia de los importantes acontecimientos venideros y lo difícil que está resultando ser genuinamente argentinos y demostrarlo.

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