jueves, 11 de octubre de 2007

Se va el tren

Un tema polémico que hace aparecer a sus proponentes como “modernos” y a sus críticos como retrógrados.

Juancho Caminos

El tema de los trenes veloces, de una razón de estado, ha devenido en competencia de “estadistas” en un escenario muy mediático. Recientemente, entre otras disputas, el ex ministro de economía y candidato a presidente de la Nación, el Dr. Roberto Lavagna ha solicitado la suspensión del proceso licitatorio del promocionado y a la vez, denostado, tren bala. El pedido se fundamenta en el perjuicio que traería para la economía una obra e inversión de ese tipo y en lo por demás de inoportuno de semejante emprendimiento. Otros candidatos en un tono más llano plantearon, directamente, que el gobierno se deje de hacer negocios con la plata de los argentinos. Sosbich le sumo picante, y ya planteó directamente que la “banda kirchnerista se esta haciéndo multimillonaria con todo tipo de negocios”, entre ellos estaría el del tren súper veloz. En defensa, bastante precaria si se quiere, de las mayores y “necesarias” velocidades ferroviarias, apareció, entre otros, el Diputado Nacional por Santa Fe y Presidente del bloque de legisladores oficialistas, el Ingeniero Agustín Rossi, quien salió al cruce planteando que era meramente una chicana electoral y el proyecto tendría su plena justificación en el sentido del desafío que semejante empresa tendría para poder pegar un salto adelante en el ansiado desarrollo económico. Independientemente de las razones que asisten a todos, en el medio de esta disputa se encontraría, precisamente, el tren bala detenido en un andén imaginario y que no puede arrancar. El tren bala de por si es caro, pero muy vistoso, eso si. Nuestra patria todavía no se repone del desmonte de su red ferroviaria y que llevó a los enemigos del riel y de la Argentina a uno de los ensañamientos más feroces sobre nuestra economía. Está muy manifiesta, es muy evidente y obvia la postergación que tiene el tema ferroviario como transporte de pasajeros en todo nuestro territorio, pero principalmente en los grandes centros urbanos. Todos los días vemos el padecimiento de millones de compatriotas pugnando por llegar a sus trabajos más o menos enteros. O tan siquiera llegar. ¿A que velocidad?. Muchos usuarios del abandonado transporte ferroviario, se preguntan si la verdadera velocidad, o la única, que se ve por estos tiempos es la que desarrollarían un grupo selecto de funcionarios y un seleccionado número de empresarios para concretar negocios en beneficio propio y nada más. Superligeros para los mandados que le dicen. ¿Tren bala, u hombres bala?

No hay comentarios: