martes, 9 de octubre de 2007

Rapido y furioso


Hubo problemas en la fórmula Cristina - Cobos que casi hacen tambalear esta unión de partidos. El quiebre es evidente. Ellos lo desmienten.

Por: Diego Kraljev

Las cosas están que arden entre Cristina Kirchner y Julio Cobos. Este “matrimonio por conveniencia”, formado hace un par de meses atrás, al parecer, ya tiene fecha de divorcio a pocos días de la gran fiesta. El hombre de Mendoza se siente defraudado. Kirchner no respetó la palabra empeñada cuando formaron y celebraron la Concertación Plural, que llevaría a Cristina como candidata a presidente. En su lugar se encontró con la Alianza Frente para la Victoria cuando debería haber figurado Concertación Plural. Se sintió usado. Esto produjo un fuerte sacudón en las bases del gobierno y un profundo quiebre en la relación entre Cristina y Cobos. Recordemos que por una cuestión de “agenda” el gobernador mendocino, no se hizo presente en el acto que se llevó a cabo en el exclusivísimo centro de exposiciones Metropolitano, cuando Cristina fue la principal oradora el pasado 2 de octubre. A pesar de que ellos nieguen fisuras, Cobos ya dejó ver su malestar al hablar de los dibujos de precios que presenta el INDEC en contraste con la diaria realidad. A los K mucho no les gustó el capricho de Cobos y trataron de arreglar la situación de alguna manera. Cobos se sentía un títere en plena campaña y solicitaba un grado más de protagonismo en esta nueva historia. Fue así que los nuevos asesores de campaña organizaron actos para que la gente los vea juntos y calme los rumores. El gran problema surgió hace unos días atrás, previo al cierre de las boletas, cuando Cobos se encontró con un boceto que mostraba un gran sello que decía “Frente para la Victoria” y a un costado, en tipografía muy chica, “La Concertación”. Este fue el detonante. Cobos no quiso firmar nada hasta que en la boleta se arreglen los “detalles”. La fórmula casi tropieza antes de empezar a caminar. Pero después de muchas negociaciones llegaron a un acuerdo. El gran problema para Cobos era que, echado de la UCR, había formado su propio partido, el Frente Cívico para la Concertación Plural y Los k y el candidato a vicepresidente, habían acordado llevar en las boletas el nombre de ambas fuerzas pero, cuando vencía la oficialización judicial de las alianzas electorales, los hombres de Cobos se desayunaron de que sus pares del PJ, por orden de Alberto Fernández, redactaron el acta de constitución de la coalición con el nombre Alianza Frente para la Victoria. Cobos se puso duro y ordenó no firmar el acta. Ya no quería formar ninguna “Concertación Plural”. Llamó enojado a Kirchner y al jefe de gabinete, Alberto Fernández, cabeza de este embrollo. Ahí comenzó un juego de presiones, de tira y afloje. Y hubo acuerdo. El jefe de gabinete y el presidente acordaron poner las palabras “La Concertación” en las futuras boletas electorales. Hasta ese momento, Cobos tenía amenazados a los hombres del gobierno de hacer volar la alianza por los aires. El acuerdo llegó a 5 minutos del cierre de las listas el pasado 28 de agosto. De todos modos, el arreglo inicial no se había cumplido ya que ambas fuerzas no tenían el mismo tamaño en sus tipografías. De esta forma el candidato a vicepresidente quedó en inferioridad en la composición de la mesa de conducción de la alianza, que preside Alberto Fernández. El PJ puso a Ramón Ruiz, Víctor Santamaría, Héctor Capaccioli, Eduardo Sigal y Aldo San Pedro. Cobos sólo designó a Horacio Quiroga y a Carolina Marsella. El gobernador mendocino deberá entender, ahora, esa famosa frase de Perón que decía, casi presagiando esta unión entre peronistas y radicales, “El partido radical es una fuerza que perdura y que es poderosa. Pero su dirección es anticuada. Se trata de una fuerza utilizable, siempre que podamos encauzarla de manera que coopere con nuestra obra. Estamos ocupándonos de ello y tenemos confianza en el éxito”. Si la hubiera leído antes hubiera entendido a los K. Perón avisó lo que significa para un peronista un radical. Y el que avisa no es traidor.

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