martes, 2 de octubre de 2007

Sombras del pasado


Vuelve el viejo y “querido” fondo monetario internacional (en realidad nunca se fue) y se multiplica la deuda externa que nunca dejó de crecer.

Por Juan Carlos Camino

Hace pocos días y pagado por la Embajada Alemana en la Argentina al cumplirse ciento cincuenta años de relaciones bilaterales, se pintó todo el Obelisco con los colores de la bandera de ese país. ¿Era para tanto? ¿Hubo antes algún festejo tan significativo en algún aniversario de ese tipo? Estamos, más bien, en presencia de un posicionamiento de la economía alemana en nuestra patria. Siemens y Volswagen, sponsors oficiales de la visita guiada de Cristina Fernández de Kirchner por Alemania y Austria, no nos dejan mentir. Pero además de los excelentes negocios, obviamente en mayor medida para ellos, que los alemanes están haciendo y van a hacer por acá, son los principales acreedores de la famosa deuda con el Club de París. Casi el veinte por ciento de esa deuda la tenemos con la banca germana. La gran novedad sería que esta deuda es muy probable que se cancele con otro préstamo para esos fines. ¿De quién?: del tantas veces criticado y, parecía, expulsado de nuestro país, el viejo y “querido” Fondo Monetario Internacional. Ya sabemos de qué se trata eso de pagar deuda usuraria con más deuda usuraria. Más de lo mismo o más de la famosa deuda “eterna”. Motivos para festejar a los alemanes, se ve que no les falta, la gran pregunta es ¿y nosotros cuándo vamos a festejar? ¿No se había cancelado por iniciativa propia una deuda con el Fondo? ¿O era un simulacro? Después se supo que el propio Fondo, con algunas reestructuraciones por aquellas épocas, les solicitó a varios países (Brasil, Turquía, Argentina, entre otros) la cancelación de sus deudas. Prestamente el gobierno nacional accedió al pedido y ya que estaba pidió autorización para “tirar piedras antiimperialistas”. Al vacío, por supuesto.

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