martes, 16 de octubre de 2007

Clima tenso


Fue el indio Rajendra Pachera, presidente del panel sobre cambio climático de las Naciones Unidas, el encargado de anunciar pretensiones territoriales de poderosos intereses financieros mundiales.

Por: Juancho Caminos

El reciente premio Nobel de la Paz, Al Gore, y su campaña contra el calentamiento global a través de su promocionado documental “Una verdad inconveniente”, han tenido algunos accidentes políticos. Los ingleses, que de “manipulación ambiental” conocen un montón, no deben querer estar tan excluidos del protagonismo principal en un tema sobre el cual tienen intereses creados. Un juez británico ha cuestionado profundamente el documental galardonado, por exagerado y también “falso”. Este juez, Michael Burton, en su veredicto, habla que el film contiene una “visión apocalíptica”, políticamente partidista y con poco rigor científico de la ciencia del cambio climático. Ejemplos: el crecimiento “cercano” del nivel de los océanos en nada menos que siete metros sería poco menos que ridícula; el “freno” que sufriría la Corriente del Golfo de México (lleva calor del Atlántico a Europa) y que ha sido desmentido por el propio panel sobre cambio climático de la ONU (IPCC por sus siglas en ingles), dicho panel recientemente compartió el Premio Nobel con el ex vicepresidente estadounidense; pérdida de hielos permanentes de algunas altas montañas, como el Kilimanjaro en África, absolutamente negada por todos los climatólogos en su vinculación con el calentamiento global. Más que una disputa en torno al “celo” científico requerido en estos casos y buscado por preocupados estadistas y científicos, parece una despiadada “interna” por el control mediático sobre el “rubro” cambio climático por calentamiento global. Independientemente de lo cierto que es el descuido integral del planeta, convengamos que si hay una región del planeta que se caracteriza precisamente por el “abuso” constante sobre la naturaleza y su clima, es precisamente el norte “desarrollado”. Es de allí justamente de donde provienen las “recomendaciones” medioambientales y ecológicas que en general deberíamos cumplir nosotros, los sureños. De allí provienen también las pretensiones de “cuidar” las reservas de agua, bosques, etc. Hubo un renovado reclamo, esta vez con el Nobel debajo del brazo, por parte del panel sobre cambio climático de las Naciones Unidas, sobre la necesidad de crear un tratado internacional para garantizar la protección del Amazonas. Fue el indio Rajendra Pachauri, presidente del organismo internacional, el que sugirió semejante felonía. Anteriormente, distintas organizaciones que dicen cuidar el planeta reclamaron la declaración de patrimonio de la humanidad a la selva del Amazonas. Es como que dará otra entidad hacer estos reclamos inconcebibles desde el Premio Nobel. El gobierno de Brasil y todo brasileño que se precie, han puesto el grito en el cielo. ¿Dónde podrían ponerlo, si no? ¿En la ONU? El ministro de defensa brasileño, Nelson Jobin, afirmó que la soberanía sobre el Amazonas es innegociable y refutó como corresponde las pretenciosas aspiraciones de las corporaciones financieras. Utilidades “colaterales” del premio Nobel de la Paz, que le dicen.

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