miércoles, 24 de octubre de 2007

Campaña del dolor


Todo sirve publicitariamente, hasta los peores y violentos sucesos de los últimos tiempos, para llegar, por parte del gobierno, a una ¿victoria? Electoral

El actual gobierno nacional, por vía de sus principales exponentes, ha tenido en las últimas semanas una serie de “oportunidades” para develarse, expresarse profundamente y manifestarse tal cual es. La más reciente fue con motivo del espantoso asesinato de tres policías de la bonaerense. Del terrible incidente, hizo una “primoreada” mediática de muy mal gusto, atribuyéndoselo a los “antidemocráticos de siempre” que no lo dejan gobernar, en un tono de campaña electoral a “toda orquesta” y que no se priva de nada. Parece un calco de la “reacción” de Kirchner por el caso Gerez. Rebobinando de la misma manera, pero lo que “queda” es la primera palabra. El episodio que tuvo como víctimas a estos policías, dos de ellos muy jóvenes, a pesar de la terrible tragedia que encierra, no sería para nada extraño, si seguimos la secuencia in crescendo, de la violencia en la Argentina. Esta espiral violenta encuentra en su recorrido la profundización de al menos dos factores que tienden a complicarla, al punto de convertirla en prácticamente incontrolable. Uno de ellos es la quintuplicación del bastardo “negocio” de la droga, impregnando medularmente a toda la sociedad y ha “conquistado” como socios a una parte importante de las instituciones políticas, civiles, de control y policiales. Se ha instalado ya con permanencia estructural en nuestras vidas. No es más un “huésped” temporario. Es notorio, y obviamente siendo muy piadosos, como desde esferas gubernamentales se mira para otro lado. A nivel territorial, que es donde se desarrolla, todo el mundo sabe como es, donde están y quien es quien en el narcotráfico, menos el gobierno y la policía. Miseria, abandono y marginalidad de miles de niños y adolescentes, los precipitan al consumo de todo tipo drogas, que el gobierno prefiere que no se las nombre. No para combatirlas, como está a la vista, sino para soslayar el tema, arguyendo cínicamente que de la otra manera se las promueve. Cuando no es esa justificación, aparece el recurso del “fenómeno mundial”, que parece que cumple con la mágica función de liberar de las responsabilidades a todos. El horizonte desesperanzado de exceso de adrenalina y aceleración que se les ofrece a niños y adolescentes de clases medias bajas, medias y altas, en una sociedad a punto de ser vaciada de contenido y destino, los precipita a la adicción. De aquel nicho más marginal y de este “a cubierto”, quizás provenga la verdadera “mano de obra desocupada” de la actualidad. Jóvenes suicidas dispuestos a cualquier cosa. El otro factor determinante y quizás más originante de esta “telaraña” de la violencia que tiende a atraparnos a todos, es el propio antitestimonio de las conductas que se ofrece desde el propio horizonte directivo de la Argentina. Siendo el principal responsable, como corresponde siempre, el gobierno de turno. Esto de alguna manera es observado y es imitado por estas auténticas “canteras a cielo abierto” para la provisión de personal para la disolución de la sociedad. Esta atmósfera, les otorga y los induce a adjudicarse una especie de “licencia” tácita, un contrato “amoral” no escrito ni firmado por nadie, que los habilita a hacer cualquier cosa, cualquier salvajada con tal de mantener su estado. Pero, ¿no es eso, acaso, lo que estaría sucediendo con el actual poder político, para un similar requerimiento? Esta es la verdadera conspiración en nuestra sociedad. De ella se derivan infinidad de pústulas. Infinidad de incidentes cada vez más violentos en una sociedad crispada e indefensa, que las más de las veces parece que está a punto de producir la famosa “parálisis de guerra” de la que nos hablaba Carrillo. En esta inmovilidad y renuncia, en esta suerte de rendición social buscada, está parte de la oferta que muchos dirigentes desde hace años les ofrecen a los poderes del mundo. El sin límite de los testimonios políticos de los últimos días, ¿es un error? Podrá serlo en algunas de sus formas. Pero el contenido es un claro mensaje a los poderosos del mundo para que sepan, con tal que se les renueve el contrato “gerencial-gubernativo”, que estan dispuestos a hacer, como los adictos, cualquier cosa por mantenerlo.

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