EDIT OCT 23

DOLORES ARGENTINA

Por: Diego Kraljev

Berthold Auerbach, un sabio escritor alemán que pasó a mejor vida hace 125 años, dejó escrito una frase que quizás sintetice, de alguna manera, la realidad política Argentina. “La novedad atrae la atención y aún el respeto, pero la costumbre lo hace desaparecer pronto; apenas nos dignaríamos a mirar el arco iris si éste permaneciese por mucho tiempo en el horizonte”. Y eso es lo que pasa con el matrimonio K, hoy en día. Se transformaron en una mala costumbre que hace cuatro años no logra encontrar el equilibrio. Aún después de todos los escándalos que sacudieron la somnolienta sociedad argentina, tanto Cristina como Néstor siguen manteniendose indemnes a los desastres cometidos. Y para peor.. Aún con grandes posibilidades de perpetuarse y seguir siendo costumbre. A 6 días de las elecciones y luego de ver sacudirse los cimientos del Frente para la Victoria, la oposición aún no encontró la veta para armarse y sentirse oposición. Y casi es muy tarde. Las encuestas destilan aroma a dinero bien puesto y todas dan ganadora a Cristina. Lo que resulta llamativo y extremadamente raro es que cuando uno pregunta a los que lo rodean por quien va a votar nadie responde por Cristina. Quizás sea el “voto sorpresa” o el “voto castigo” que se está gestando. Y es claro, el gobierno K produjo desilusión, apatía. Ni un éxito es parte del plan en el rubro merecimientos. Si Kirchner fuera jugador de fútbol y tuviera que salir lo aplaudiría solo Cristina y si él la está mirando. La mentira es color de rosa hasta que la verdad la hace negra. Nos enrostran, día a día. Déficit relevantes en todos los ámbitos. Lástima que en un país ciego, como es el nuestro, el único tuerto sea Rey y se llame Néstor Carlos I. No estamos bien. Y no lo digo desde el punto de vista cercano a la hecatombe. No estamos bien por que todos percibimos el tic tac del futuro pacto social que va a hacernos volar por los aires. Cristina le puso un timing. Néstor espera que en estos 6 días no vuelva a encender la mecha. Cuesta ver el rumbo. Estamos tan golpeados por años que ya la dignidad de ser argentino tiene el mismo valor que un kilo de tomate pre boicot. Es que la política argentina dejó de tener contenido o una plataforma que permita ver que se hizo en estos cuatro años. Se sintió, por momentos, el ruido lejano de las cacerolas y de las aspas de un helicóptero despegando del techo de la rosada. Darse cuenta de la crisis económica - social que estamos enfrentando remueve sonidos del 2001. Cristina alarga la agonía con el único propósito de coronarse reina y perpetuar el feudo establecido por los K desde Santa Cruz hasta la Argentina en su totalidad. Alarga esta agonía de país como si ella fuera la morfina necesaria para calmar tanto dolor en un cuerpo lleno de heridas y cicatrices que como paciente lleva el nombre de Argentina. Atrás quedaron los políticos populistas o políticos con corazón de hacer las cosas bien por su país. Hoy el poder es ego y el ego se viste de dinero y sin patria ni Dios que lo demanden. Nadie va preso en Argentina. Salvo que robes una gallina y no la dejes en la casa de gobierno. Tratamos de salir adelante, siempre. Los Argentinos somos coraje y lucha. Vamos en pos de lo real, de algo que nos deposite en la senda de la necesitada verdad que ya olvidamos que forma tenía. 6 días para saber que destino nos depara. 6 días para mirar atrás y evaluar si merece este gobierno otra oportunidad. 6 días para saber que se puede lograr un cambio. 6 días para saber que no todo está dicho. 6 días para que te puedas definir con tu voto la clase de país que querés. Tierra del Fuego demostró que los cambios son posibles, Santa Fe demostró que los cambios son posibles, Misiones también. A pesar de que todas las encuestas se empeñen en decir lo que nadie aún sabe el cuarto oscuro es el derecho sagrado de cada uno de nosotros. Estamos respirando el aire de la última semana de gobierno y la apatía es generalizada. Ni siquiera las campañas publicitarias tienden a ser interesantes. Comencemos a construir lo que queremos. Esta es nuestra casa, nuestra enorme y rica casa. La oportunidad para mejorarla o arruinarla es sólo nuestra. Faltan 6 días, nada más. No queda mucho por decir. Se siente que la suerte está echada.