jueves, 18 de octubre de 2007

No te banco


A pocas semanas de su lanzamiento, la entidad soñada por Hugo Chávez todavía tiene un largo camino por andar. No sólo posee menor capacidad de financiamiento, si no que carece de estatutos, cuerpo técnico y uniformidad en la visión de sus miembros.

El Banco del Sur que impulsa el presidente venezolano Hugo Chávez tiene como objeto reducir la dependencia de los países del sur del BID, pero también del BNDES. De paso, forma parte de la “pelea” que mantienen Chávez con Lula por el liderazgo regional. Aunque en un principio Brasil no respaldó el proyecto, tampoco quiere quedarse fuera de juego. Por otro lado, un banco regional que se precie no es nada sin Brasil. Abriéndose paso entre la mutua necesidad y la mutua desconfianza, la diplomacia brasileña volvió a demostrar sus dotes: el Banco del Sur podrá existir, pero ha quedado bastante descafeinado. Será un mero banco de fomento, y difícilmente será el FMI regional que Chávez quería. En principio, la creación de nuevas entidades regionales de financiamiento, como el Banco del Sur, que apoyen la integración con créditos blandos, contribuiría a dinamizar el proceso. Sin embargo, antes que la escasez de recursos financieros, son las deficiencias en los procesos de planificación y preparación de proyectos o las diferencias políticas las que conspiran contra una ejecución más dinámica de proyectos de integración. La participación del sector privado en la construcción, gestión y mantenimiento de infraestructuras no solamente es deseable sino necesaria para complementar la actuación del sector público. Los gobiernos nacionales, con diferente intensidad, han impulsado esa participación, generando muchas veces las condiciones apropiadas para ello. Sin embargo, una equivocada concepción del papel del Estado, que en algunos casos hizo abandono incluso de su función normativa y reguladora, creó las condiciones ideales para que se produjeran algunos sonados fracasos lo que ha generado un ambiente adverso a la participación privada. Es fundamental que existan reglas de juego claras que den seguridad a largo plazo a los inversores privados, tanto nacionales como extranjeros.
El Banco Mundial augura que la tarea para recuperar la confianza de la población y de las empresas en los proyectos de infraestructura será monumental. La gente cree que las concesiones son injusta y opacamente adjudicadas y que las empresas ganan mucho dinero por un servicio muy pobre y caro. Ninguno de los expertos duda de que la integración regional a través de las infraestructuras es un proceso de largo plazo que necesita de una renovación periódica de la voluntad y el compromiso político. Tampoco dudan de que es necesario y de que será muy beneficioso para la región. Los economistas del Banco Mundial ya han calculado que si América Latina mejora considerablemente sus infraestructuras podría aumentar entre un 1,5% y un 2% la renta per cápita de sus habitantes y reducir la brecha de la desigualdad social entre un 10% y un 20%.

No hay comentarios: